21 abr 2012

Asís

Siempre me arrepentiré de no haberme follado a Clara o de haberme enamorado de ella demasiado tarde. No entender los escalofríos hasta que me despejó la duda con un portazo. Tiza blanca fue el arma del crimen, me dejó escrito el discurso del fin en la pared. Sólo pude excusarme en mi torpeza. Ella ya sabía que el cuento me traicionaría y se agarró a cualquiera de los finales que no le brindasen un "para siempre", pero sí un "hasta luego", un "ya nos veremos", un "puede que aún no sea el día, ni la noche en la que te encuentre, pero vamos, ojalá nos volvamos a cruzar a la deriva y te presentes, como una chica tímida, detrás de esa sonrisa descafeinada y me digas, vente al 64, venden ron barato y ya se ha puesto el sol". Y yo me crea un dandy de barrio, mirándole el culo desde el otro lado del andén, como un buen vacilón, escondiendo por los recovecos de la chaqueta, que soy una idiota colgada de sus rizos anaranjados.

1 comentario:

Mercè Ipunt dijo...

"Añoro todo aquello que no tuve,
lo que tuve ya lo retuve
y eso, no me lo quita nadie.

Añoro sólamente
lo que no vi ni en pintura,
lo que no quise que ocurriera,
lo que olvidé por desidia,
lo que no escuché por ciego.

Hecho de menos
me hace falta,
lo que no viví ni en sueños."

#Albert Pla

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