Échale cuentas al tiempo, si ahora escuece todo lo que nos decimos, si tenemos que frenar en seco para reordenar hasta los instintos. Si mezclamos las ganas con ibuprofeno y nos pasamos las mañanas esquivándonos entre tostada y tostada, por la excusa de lo que pudo haber sido. No me olvido: Cambia el vodka por caramelos, gímele a la almohada. Tócame el pelo. Levántate de un salto de la cama y regálame unos segundos de egoísmo en verso. Aráñame la espalda. Sé valiente: Nada de hologramas en pantallas de litio. Cómeme ésta vez, sin miedo, hasta perder el sentido.
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